Crónica de un intento de censura
Como se mencionó en la primer nota de este “conglomerado artístico”, el día 17 de Octubre además de ser fruto de una intensa actividad cultural, también fue reflejo del retroceso en que están sumergidos ciertos sectores del ámbito cordobés. Un ejemplo de ello fue la imagen de los hermanos Espina y de sus seguidores, impidiendo el paso del público a una de las principales exposiciones que se llevaron a cabo durante el corriente año: “Jornadas por la libertad de Expresión”.
El acceso al subsuelo del Pabellón Argentina -lugar elegido por los expositores para dar inicio a su muestra- se encontraba interrumpido por las personas antes mencionadas. Tomados de la mano y defendiendo la figura de su “Santa Madre”, se enfrentaron a los artistas obstaculizando la marcha de los espectadores. Ansiosos por la tarea encomendada, los Hermanos Espina y varios niños que afirmaban que no se iban a mover del lugar, llegaron 30 minutos antes del horario pactado para la apertura de la presentación. Desde sus lugares hacían explícito su sentimiento de impedir la exhibición.
Así, la principal casa de estudios del ámbito universitario se vio colapsada de gente. Mientras en el interior del Pabellón, los religiosos se encontraban antes de la escalera que guía el ingreso a la sala de exposiciones; el pasillo estaba invadido de autoridades, periodistas y policías. Afuera, estaba el público. De esta forma, con el ambiente revolucionado, las personas que esperaban entrar al lugar para deleitar las obras, comenzaron a dibujar las puertas de vidrio que los separaban de los censuradores. Cruces invertidas y carteles en oposición a los hermanos Espina y sus secuaces, eran las únicas representaciones que se podían visualizar en ese momento.
Pronto, la máxima autoridad de la Universidad Nacional de Córdoba, la rectora Carolina Scotto, se hizo presente para iniciar las negociaciones con el fin de terminar con la absurda represión. Además, pasadas las 8 de la noche el fiscal federal de turno Enrique Senestari, también intervino para calmar los temperamentos totalitarios de los impulsores de valores arcaicos.
Luego de varios intentos frustrados de entablar un diálogo, los censuradores accedieron a una conversación con la rectora y el fiscal, que culminó con un retroceso de la actividad represora comenzada tres horas atrás. De esta manera, la esencia de la muestra “Jornadas por la libertad de expresión” se sintió en su máximo esplendor. ¿De qué otra forma se podía iniciar una lucha de valores de esta naturaleza?.
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